jueves, 9 de abril de 2015

Copa Libertadores: River empata con huevo y corazon


Cuando estaba al borde del nocaut, el Millonario reaccionó cerca del final para rescatar un 2-2 que le permite mayores posibilidades con relación a una caída. Mora fue indispensable en la igualdad.

La sensación es extraña, realmente complicada de asimilar. En menos de cinco minutos, River pasó del sentimiento de eliminación prácticamente consumada, teniendo en cuenta un posible reparto de puntos en Chiclayo, a la esperanza. Si bien el panorama sigue complicado en la Copa Libertadores, ahora la ecuación es simple: ganar o ganar frente a San José, el próximo miércoles, y aguardar que Juan Aurich no logre lo propio como local ante Tigres, evaluando también la diferencia de goles a favor.

¿Cómo se explica lo ocurrido en México? Fue insólito. Todo. Con apenas un remate, el equipo azteca se puso en ventaja. Egidio Arévalo Ríos capturó un balón cerca del área, los jugadores del Más Grande tardaron en reaccionar y permitieron que el uruguayo sacara un tiro esquinado. Inmediatamente, Matías Biscay, que ocupó el lugar del Muñeco en el banco, se vio obligado a poner a Matías Kranevitter, otra vez de buena labor, en lugar de Leonardo Ponzio. Una noche maldita, de desarrollo difícil y cerrado.

A River de ninguna manera le convenía ese trámite lejano a los arcos. Había paciencia para administrar el balón hasta tres cuartos de cancha. Ahí comenzaba el problema. A excepción de un resbaladizo, pero luchador, Rodrigo Mora, responsable de preocupar mediante un cabezazo a Nahuel Guzmán, nadie inquietaba. Carlos Sánchez estaba desconocido, Ariel Rojas tampoco se enchufaba y Teófilo Gutiérrez ni siquiera arrimaba, mientras que Leonardo Pisculichi hacía extrañar a su versión 2014.

En ese contexto, Tigres jugaba sereno. Marcelo Barovero impidió que Enrique Esqueda aumentara antes del entretiempo. Gallardo quemó las naves. Camilo Mayada y Gonzalo Martínez, adentro; Rojas y Piscu, afuera. River cambió la cara. Creció en dinámica. Los ingresados aportaron su capacidad para encarar. El empate era posible, aunque la ley del ex se hizo presente: Damián Ã?lvarez aumentó la cuenta en una acción colectiva que desarmó a una ordenada defensa millonaria.

Copa Libertadores: River empata con huevo y corazon

Parecía que los minutos restantes serían un suplicio. Tigres merodeó el tercero. River no se resignaba al descuento, aunque sin la energía suficiente desde el punto de vista anímico. Iba por inercia. No quedaba otra. Perdido por perdido, había que atacar. Mora estuvo cerca dos veces. La tercera tampoco fue la vencida, pero Teo aprovechó el rebote. Se despertó. Enseguida, con un centro atrás, encontró a un Mora que acertó la más compleja para definir: golazo. Del 0-2 al 2-2. De la nada a la esperanza. El fútbol mismo. De la frustración a sentir que es posible. Así es la sensación que recorre los pensamientos de los hinchas, quienes se merecen una alegría dentro de seis días en casa.


River


link: https://www.youtube.com/watch?v=Xvx1CO2G7I8

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